La ley del ayuno obliga a hacer una sola comida durante el día, pero no prohíbe tomar un poco de alimento por la mañana y por la noche. La ley del ayuno obliga a todos los mayores de edad hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años. Son días de ayuno y abstinencia el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
La ley de la abstinencia prohíbe el uso de carnes, pero no el uso de huevos, lácteos y cualquier condimento a base de grasa de animales. La ley de la abstinencia obliga a los mayores de catorce años. Son días de abstinencia los viernes de Cuaresma.
Estas mortificaciones mínimas de ayuno y abstinencia deben ser completadas por cada uno según las personales necesidades y exigencias espirituales.
La Cuaresma no es sólo tiempo de mortificación. Es, además, tiempo de retiro espiritual en el que la meditación y la oración personal deben ser intensificadas para lograr la renovación espiritual que se anhela conseguir durante este tiempo.
EL AYUNO que Dios quiere
Que no hagas gastos superfluos.
Que prefieras pasar tú necesidad antes que la padezca el hermano.
Que ofrezcas tu tiempo al que lo pida.
Que prefieras servir a ser servido.
Que te comprometas en la lucha contra toda marginación.
Que veas en el pobre y en el que sufre un sacramento de Cristo.
LA ABSTINENCIA que Dios quiere
Que no seas esclavo del consumo, los juegos, las modas.
Que te abstengas de tanta televisión, internet y teléfonos móviles.
Que frecuentes menos bares, discotecas y lugares parecidos.
Que te abstengas de toda violencia.
Que te alimentes de la palabra de Dios.
Recomendación: Preséntale al Señor una lista de propósitos para esta Cuaresma con el fin de esforzarte por quitarte defectos y ser mejor persona y estar más cerca del Señor.
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