domingo, 23 de febrero de 2014

RESPUESTAS DEL PAPA FRANCISCO A ALUMNOS Y EDUCADORES

Un chaval: Soy Francesco, un chico que busca creer. Busco... intento, sí, ser fiel. Pero tengo dificultades. A veces me surgen dudas. Y creo que esto es absolutamente normal a mi edad. Dado que tú eres el Papa te quería pedir alguna palabra para sostenerme en este crecimiento y sostener a todos los chicos como yo.
Papa Francisco: Caminar es un arte, porque si caminamos siempre deprisa nos cansamos y no podemos llegar al final del camino, y si nos detenemos y no caminamos tampoco llegamos al final. Caminar es precisamente el arte de mirar el horizonte, pensar adónde quiero ir, pero también soportar el cansancio del camino. Y muchas veces el camino es difícil, no es fácil. Hay días de oscuridad y días de fracaso, incluso alguna jornada de caída...». Pero no tengáis miedo de los fracasos ni de las caídas. En el arte de caminar lo que importa no es no caer, sino no «quedarse caídos». Levantarse pronto, inmediatamente, y seguir andando. Pero también: es malo y aburrido caminar solos. Caminar en comunidad, con los amigos, con quienes nos quieren  nos ayuda a llegar  a la meta a la que queremos llegar.

Una niña: Soy Caterina y me preguntaba: ¿por qué usted ha renunciado a todas las riquezas de un Papa, como un apartamento lujoso, o a un coche enorme, y en cambio ha ido a un pequeño apartamento cerca, o coge el autobús de los obispos?
Papa Francisco: Bueno, creo que es no sólo un tema de riqueza. Para mí es un problema de personalidad. Tengo la necesidad de vivir entre la gente, y si viviera solo, un poco aislado, no me haría bien. Esta pregunta me la hizo un profesor: «Pero ¿por qué usted no va a vivir allí?». Respondí: «Oiga, profesor: por motivos psiquiátricos». Es mi personalidad. Pero el apartamento ese [del palacio pontificio] no es tan lujoso, tranquila... Y además creo que los tiempos nos hablan de mucha pobreza en el mundo, y esto es un escándalo. En un mundo donde hay tantas riquezas, tantos recursos para dar de comer a todos, no se puede entender cómo hay tantos niños hambrientos y sin educación. La pobreza, hoy, es un grito. Todos nosotros tenemos que pensar si podemos ser un poco más pobres para parecernos más a Jesús, que era el Maestro pobre.

Una joven: Hola, me llamo Federica. Quería pedir una palabra para el futuro los jóvenes de hoy, dado que Italia se encuentra en gran dificultad. Y querría pedir una ayuda para poder mejorarla, para poder sacar adelante a estos chicos, a nosotros, jóvenes.
Papa Francisco: Dices que Italia está en un momento difícil. Sí, hay una crisis. Pero te diré: no sólo Italia. Todo el mundo, en este momento, está en un momento de crisis. Y la crisis no es algo malo. Es verdad que la crisis nos hace sufrir, pero debemos saber leer la crisis. La crisis que estamos viviendo en este momento es una crisis humana. Porque este problema del trabajo, este problema en la economía, son consecuencias del gran problema humano. Lo que está en crisis es el valor de la persona humana. Leí, una vez, un relato de un rabino medieval, del año 1200. Este rabino explicaba a los judíos de aquel tiempo la historia de la Torre de Babel. Construir la Torre de Babel no era fácil: tenían que hacerse los ladrillos; ¿y cómo se hace el ladrillo? Buscar el barro, la paja, mezclarlos, llevarlos al horno: era un gran trabajo. Luego llevaban los ladrillos a lo alto, para la construcción de la Torre de Babel. Si un ladrillo caía, era una tragedia; castigaban al obrero que lo había hecho caer, Pero si caía un hombre, ¡no pasaba nada! Esta es la crisis que hoy estamos viviendo: es la crisis de la persona. Hoy no cuenta la persona, cuenta el dinero. Y Jesús, Dios, dio el mundo, toda la creación, la dio a la persona, al hombre y a la mujer, a fin de que la sacaran adelante; no al dinero. Es una crisis, la persona está en crisis porque la persona hoy es esclava! Y nosotros debemos liberarnos de estas estructuras económicas y sociales que nos esclavizan. Y ésta es vuestra tarea.

Un profesor: Enseño español porque soy español: soy de San Sebastián. Profesor también de religión, y puedo decir que los docentes le queremos mucho. No hablo en nombre de nadie, pero al ver a tantos exalumnos,  también a nosotros, adultos, profesores, me interrogo sobre nuestro compromiso político, social, en la sociedad. Díganos alguna palabra: cómo nuestro compromiso, nuestro trabajo hoy, en Italia, en el mundo, puede ser jesuítico, puede ser evangélico.
Papa Francisco: Muy bien. Involucrarse en la política es una obligación para un cristiano. Nosotros, cristianos, no podemos «jugar a Pilato», lavarnos las manos. Tenemos que involucrarnos en la política porque es una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común. Y los laicos cristianos deben trabajar en política. La política se ha ensuciado demasiado; pero me pregunto: se ha ensuciado ¿por qué? ¿Por qué los cristianos no se han involucrado en política con el espíritu evangélico? Con una pregunta que te dejo: es fácil decir «la culpa es de ese». Pero yo, ¿qué hago? ¡Es un deber del cristiano trabajar por el bien común. Y muchas veces el camino para trabajar es la política. Hay otros caminos: profesor, por ejemplo, es otro camino.

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