Hacienda concede a la Iglesia en España ese 0,7% de los impuestos generados por la «X» de los católicos que quieren cooperar en su labor social y caritativa; ese dinero representa en torno al 25% del presupuesto total de los fondosque garantizan el sostenimiento de las actividades básicas de la Iglesia. Los fondos se destinan a la labor pastoral, al mantenimiento de las 23.000 parroquias que hay que en España, entre otras muchas «metas». El director del Departamento para el sostenimiento de la Iglesia de la Conferencia Episcopal Española (CEE) incluye también «los planes de pastoral que se llevan a cabo desde las parroquias y lugares de culto, como la catequesis, la formación y sacramentos, la acción caritativa, la disponibilidad de lugares de culto, el mantenimiento del patrimonio histórico-artístico, etcétera». «Para la retribución de los sacerdotes, la Iglesia necesita, también, la colaboración de los católicos con sus donativos», promueve Beltrán, ya que el restante 75% «procede de los fieles que realizan sus donativos y aquellas personas que valoran la labor» encomiable, como en los comedores de Cáritas, que faculta la Iglesia en nuestro país.
247 millones de euros en el último ejercicio
¿Cuánto dinero recauda la Iglesia a través de las
declaraciones de IRPF de la ciudadanía? «De la última declaración de la
renta, la Iglesia recibió 247 millones de euros,
que se distribuyeron entre las 69 diócesis que hay en España y con los
donativos que éstas reciben a través de las parroquias hacen frente a su
presupuesto de gastos. Los ingresos y gastos de cada una de las
diócesis no se consolidan, las diócesis son autónomas y responsables de
su economía, de su trabajo pastoral... En definitiva, autónomas en
todo», resalta Juan José Beltrán.
Desde la Conferencia Episcopal Española no se prevé una caída de la consignación ciudadana a través de la «X» del formulario de la Agencia Tributaria debido a que han contrastado, año tras año, que «se incrementa el número de declarantes que
marcan la casilla de la Iglesia», si bien sí reconocen que todavía hay
trabas que encuentra esa mitad de la población que no marcan la casilla.
Entre los motivos que se esgrimen, se encuentran «las dificultades del
sistema, la multitud de datos que hay que completar, la decisión
personal, el desconocimiento de la existencia de la casilla...».
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